Decepción...

¿Cuántas veces alguien lo decepciono?, ¿Cuántas veces espero más de una persona?, ¿es nuestro error por idealizarla?

Cuando creemos conocer a una persona, y le tomamos un real cariño, solemos ponerlos en un lugar de admiración, devoción, idealización, como si estuvieran en un pedestal, como si fueran más que cualquier otro. Compartimos tiempo con esa persona, le mostramos todo lo que somos y lo que nos gustaría ser. Con este tipo de persona específicamente, sos vos, sos ese que nadie conoce en verdad. Te abrís completamente hacia el otro, mostrándole tus fortalezas y debilidades, creyendo que es la persona indicada para que las conozca, creyendo que puede cuidarlas, que nunca haría nada para destruirlas. Nos volvemos vulnerables frente a este tipo de persona, porque sentís que de esa forma sos sincero.

A través del tiempo, nosotros vemos los errores y las virtudes de ellos, y amamos a los dos, no queremos cambiar nada de ellos, por más que no estemos de acuerdo con decisiones o pensamientos del otro. Cuando nos encontramos en este punto, luego de compartir tanto, conocer tanto, y exponernos tanto, nos enamoramos. Terminas enamorándote de esta persona que conoce hasta la uña de tu dedo meñique del pie. Sentís que no hay nadie más perfecto, ya que te acompaño en millones de situaciones y que guardo tus secretos. Ahí es cuando cometemos el error. Creemos que por todo eso que hicieron por nosotros son dioses, son más que nosotros mismos. Y más si esa persona se abre tanto a vos también que termina generando un cambio para bien en él/ella, solo (según el otro) gracias vos y a tu compañía y, casualmente, esa persona también se termina enamorando de vos.

Ahí es cuando estamos felices, cuando pensamos que no hay nada mejor. Él/ella se sincero, vos también lo hiciste, parecen perfectos el uno para el otro. A pesar de que se acompañaron, todo ese tiempo juntos, antes de enamorarse, termina siendo una preparación de su relación. Muchos esfuerzos, de una o de la otra persona, porque no también de ambos, se ponen en juego. Cuando lo ves tan enamorado, como vos también lo estas, terminas pensando “¿y ahora que puede salir mal?”, “él/ella es perfecto/a para mí”, “es lo mejor que me paso”, “daría todo por él/ella”, ¡NO!

Cuando más te relajas y más das, ahí es cuando empiezan los problemas, al principio tenés benevolencia, no querés enfrentar lo que realmente sucede. No podes entender como esa única persona a la que le ofreciste todo lo que sos, y créeme que vales mucho, termina lastimándote donde más te duele, termina lastimándote en las debilidades que una vez le mostraste, termina siendo exactamente igual que cualquiera, no había NADA que idolatrar, y lo peor es que sos vos el/la que termina sintiéndose culpable y preguntándote “¿Qué hice mal?”. Yo voy a decirte que es lo que hiciste mal. Hiciste mal es pensar que no sos lo suficiente para esa persona, hiciste mal en creer que el vale más que vos, que vale oro, hiciste mal en ponerlo en tu cajita de cristal. ¡El cristal se rompe! Ahí es cuando sentimos la decepción, pero el/la único/a que permitió que nos decepcionaran somos nosotros, porque solemos esperar más a causa de la idealización.

Conclusión, está bien abrirnos y dejarnos conocer, pero no tenemos que idealizar. Vales más, y la otra persona es afortunada de estar con vos, no al revés. Deja de sufrir por esa persona, porque la única que hizo que valga lo que vale, sos vos. Así que, sacate el dolor provocado por la decepción y ¡viví!, se feliz que hay mucho para disfrutar…

Comentarios

Entradas populares